Capítulo 109
Capítulo 109
La mano de Nayra que sostenía la copa se tensó de repente.
Su corazón se sacudió con fuerza.
¡En una vida pasada, Demetrio se había suicidado por ella!
¡Y su familia había pagado un precio tan alto…
Dios, ¿qué pecados había cometido?
Haber dejado ir a un buen hombre… por una basura…
Nayra trató de suprimir la conmoción en su corazón, pero las lágrimas no pudieron evitar caer, golpeando el suelo como perlas.
Soraya, pensando que lloraba por la traición de Genaro, dijo molesta, “¿Llorar por un patán? ¡Bah, a dejarlo ir!
¿Acaso vale la pena?
Lo viejo no se va, lo nuevo no llega.
Ese perro tio merece tus lágrimas.
Venga, venga…
Me da pena verte en ese estado, te voy a hacer el favor de acompañarte con unos tragos.”
Llenó las copas y levantó la suya, “¡Vamos, a beber!
De hoy en adelante, olvida a ese perro.” Original from NôvelDrama.Org.
Nayra chocó su copa con la de ella.
Respiró hondo, “Desde hoy, ya no te voy a caer mal, y tú tampoco me vas a caer mal.
Vamos a llevarnos bien y vivir en armonia.
Si quieres, hasta podemos ser mejores amigas.”
Soraya vació su copa de un trago, mirándola con diversión.
“Ay, mira, hasta condiciones pones.
¿Desde cuándo eres tan mandona?”
Nayra se mostró resignada./
“Me da igual, tú eres mi cuñada.
V
ya sabes, cuñada como una madre, tienes que cuidarme.
De ahora en adelante, de vez en cuando caeré de sorpresa en tu casa.”
Capitulo 109
Pero en realidad, lo de caer de sorpresa era lo de menos, lo importante era escuchar lo que ella tenía que decir.
La abuela decía que su cuñada podía prever el futuro.
Quería saber cómo había sido la vida de Demetrio después de que ella se casara con Genaro.
A Soraya no le importaba.
Aunque Nayra fuera un poco terca y mimada, no era mala persona.
“Esa es casa de tu hermano, tú ve si quieres.
No es asunto mio.”
Una hora después.
Las dos mujeres se emborracharon, habían mejorado su relación entre copas y risas.
aún puedo seguir.”
―
Nayra, con la lengua trabada, dijo, “Cuñada, a beber, yo
r vo- aún pu
Soraya, con las mejillas sonrojadas y los ojos brillantes, balbuceó.
“Beber… hasta caer…”
Por lo general, se le daba bien todo, excepto el aguante con el alcohol.
Pensaba que la verdadera dueña de este cuerpo, acostumbrada a los bares nocturnos, tendría mejor aguante. Pero no, unas pocas copas y ya estaba perdida.
En el salón privado de enfrente.
Una mujer vestida de negro, con mascarilla y gorro, le dio un fajo de billetes a un mesero.
“Pon esto en las bebidas del salón de enfrente.
Asegúrate de que lo beban.
Cuando sea el momento, lleva a unos cuantos tipos buenos para que se ocupen de ellas.
El mesero, emocionado, tomó el dinero.
“Enseguida.”
En el salón.
El mesero llevó las bebidas que Nayra habia pedido.
“Señorita, ¿le abro las botellas que pidió?”
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Nayra, ya sin sentido, levantó la cabeza y sonrió al mesero.
“Abrelas todas.”
“Hoy estoy feliz, no paro hasta caer.”
El mesero, con un destello en los ojos, asintió, “Como diga, todas abiertas.”
Simuló abrir las botellas ya manipuladas y dijo, “Las demás las dejo aquí, sírvanse cuando quieran.”
Nayra le hizo un gesto con la mano, “Está bien, gracias, ya puedes retirarte.”
El mesero salió lentamente, asegurándose de que bebieran antes de irse rápidamente.
Después de que el mesero salió, fue directo al salón de enfrente.
Apenas abrieron la puerta, dijo, “Ya bebieron.”
La mujer asintió.
“Bien hecho.
En diez minutos, manda a esos cinco tipos.
Recuerda, quiero un video de alta calidad.”