A Mortal’s Medicinal Elixirs ( William and Dr. Barrett ) Online Novel

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Capítulo 254

En ese momento creí que los asuntos del Grupo Vargas ya no tenían nada que ver conmigo y que podría concentrarme en mi trabajo, pero Chiara apareció de nuevo. Al verme en la habitación VIP del hospital, incluso pareció algo molesta.

“¿Solo por un aborto espontáneo tienes que ponerte así? Ya eras así de dramática cuando íbamos a la escuela. Si no te pasa nada, mejor vete, no pierdas el tiempo aquí.” Al escucharla solo me quedé tumbada en la cama sin moverme, ni siquiera quise mirarla

Al verme así, se enfado aún más.

“Iris, ¿ya no tienes vergüenza? Solo fue un aborto espontáneo.”

“¿Qué tal si la próxima vez te pasa a ti y te obligo a ir a trabajar al campo inmediatamente?”

La mención de ese bebé también me enfurecio.

Aunque sabía que no podría quedarme con el bebé, después de todo, lo habla perdido por su culpa.

“Si no te vas, llamaré a seguridad.”

Me di la vuelta, dándole la espalda, lista para dormir. En ese tiempo, ya había dejado de vornitar, pero me sentía cada vez más perezosa, siempre con ganas de dormir. Diego había dicho que mi cuerpo estaba muy debilitado y que necesitaba descansar. Yo también pensaba que dormir sería bueno, mucho mejor que sentirme frustrada todo el día.

“Perezosa, ¿todavía duermes? Compré tamales, apúrate y…!

La voz despreocupada de Begoña se interrumpió, seguida de un agudo reproche.

“Chiara, ¿qué haces aquí? ¿Acaso te sientes orgullosa por molestar a una enferma? ¿No te basta con ser la amante y entrar a la casa como si nada, también planeas acabar con la esposa legítima para quedarte con la herencia?” NôvelDrama.Org exclusive content.

En ese momento me giré para ver que Begoña, quien llevaba una camiseta grande y shorts, sostenía tamales en una mano y con la otra abría la puerta de un empujón, como si temiera que los espectadores de afuera no pudieran escuchar bien lo que pasaba dentro.

Me levanté pálida y Begoña me miró con ternura.

“Ustedes mataron a su bebé, ¿qué más quieren? ¿La amante viene a pavonearse, o planea un asesinato para silenciar a la esposa legal?”

Al ver su atuendo, Chiara se quedó estupefacta, y después de mirarla fijamente por un momento, finalmente la reconoció.

Moreno, la presidente?

“¿Qué, aprovechaste que no estaba para venir a molestar a mi prima?”

Begoña, sin preocuparse por su imagen frente a ella, abrió la puerta de una patada.

“No eres bienvenida, lárgate.

Aunque Chiara intentó mantener la calma, no pudo hacerlo.

Especialmente cuando vio que varios pacientes y familiares empezaron a murmurar, lo que hizo que su rostro se tornara rojo de la vergüenza.

“¡Vine a buscar a Iris! Ella se llevó varias patentes sin considerar el bien común, ¿y ahora que el proyecto tiene problemas se esconde en el hospital? Tú eres su prima, ¿fue idea tuya romper el contrato con la familia Vargas? ¿Acaso eso no es una venganza personal?”

Chiara pensó que tenía la moral alta, pero subestimó a Begoña, quien arrojó los tamales a un lado y empezó a arrastrarla hacia la puerta agarrándola del cuello de la camisa.

“Desvergonzada, ¿Acaso crees que las patentes de mi prima deberían ser usadas gratis por una amante como tú? ¿También planeas enviarla a la cárcel? ¿Por qué no lo dices? Arruinaron a Iris basta el punto de hacerle perder su bebé, y ahora que está hospitalizada, ¿todavía tienes la cara de decir que el proyecto es su responsabilidad? ¿No tienes conciencia? ¿Acaso piensas que porque solo quedamos nosotras dos en la familia Moreno puedes abusar de nosotras?

Begoña, ya de por sí era encantadora, pero con lágrimas en los ojos parecía aún más digna de lástima, lo que conmovió a los presentes.

Al verme tirada en la cama, pálida y demacrada, los presentes comenzaron a intervenir.

“Pensé que una profesional, ¿quién hubiera pensado que era la amante?

“Deben ser la señora Vargas del Grupo Vargas, ¿no? Su marido la dejó embarazada y luego la hizo perder el bebé.

“¿Las amantes de hoy en día son tan descaradas? Quieren al marido de otra, su dinero y hasta su vida.”

Chiara, roja y pálida de la vergüenza, me miró con furia. En esa oportunidad, antes de que pudiera decir algo, Diego la empujó hacía afuera con facilidad.

“La paciente casi se encontró con la muerte varias veces, si vuelves a molestarla, prepárate para enfrentar un juicio por homicidio.”


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