Capítulo 118
Capitulo 118: ¡Esta Vez le Toca Contraatacar!
Santiago se preguntó: “¿Qué significa eso de “estaba en la oficina por la mañana, ahora ya no
debe estar“?”
Por la mañana, ¿no se suponía que Valentina deberia estar descansando?
Thiago, asustado por el gruñido bajo de Santiago, parpadeó nerviosamente y dijo con un tono algo lastimero:
-Justo cuando te fuiste, te dije que había algo importante, pero me pediste que esperara hastal
mañana…
Incluso a través del teléfono, Thiago podia sentir el frío en la voz de Santiago.
-¡Habla! -dijo Santiago con frialdad.
-El señor Valenzuela estuvo esperando a la señorita Lancaster toda la mañana en el área de recepción de Starlight Joyas. Parecía que planeaban salir juntos, a esta hora…
Debian estar disfrutando de una comida juntos.
Thiago no se atrevió a terminar la frase.
Hubo un silencio en el otro extremo de la línea.
Thiago casi pensó que la llamada se había cortado y llamó con cautela:
-¿Señor?
Finalmente, se escuchó una voz en el teléfono:
-¡Averigua de inmediato dónde están, y de ahora en adelante… llámala señora Mendoza!
Santiago colgó el teléfono.
Thiago, confundido, pensó para sí mismo:
“¿Señora Mendoza?»
Ya habían firmado el acuerdo de divorcio, ¿todavía podía llamarla señora?
Pensando en las instrucciones del señor, Thiago no se atrevió a demorar y de inmediato ordenó
a sus subordinados que buscaran dónde estaba la señora.
Diez minutos después, Thiago envió la ubicación a Santiago.
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Santiago echo un vistazo a la dirección.
¿Un restaurante italiano?
Los ojos de Santiago se oscurecieron ligeramente mientras salia a grandes pasos, llevando consigo la comida que habia preparado para Valentina.
Media hora más tarde, fuera del restaurante. This belongs to NôvelDrama.Org: ©.
Santiago estaba sentado en su coche, observando a lo lejos a las dos personas que salían det restaurante. En sus ojos, parecia haber llamas ardientes.
-Creemos problemas para la compañía de la familla Valenzuela, aleja a Alonso–ordenó
Santiago a Thiago por teléfono con un tono gélido.
Poco después, Alonso recibió una llamada.
Fuera del restaurante, Alonso escuchó el informe urgente de su asistente con el ceño fruncido.
Justo cuando estaba a punto de disculparse con Valentina y decirle que debía irse por un
momento, de repente notó algo inusual en su entorno.
Varios hombres robustos, aunque vestidos de civil, tenían una presencia que Alonso reconoció inmediatamente: eran del grupo de guardaespaldas Leones del Desierto.
¿Santiago estaba aquí?
Alonso miró agudamente en una dirección.
Aunque el coche estaba aparcado lejos, él sabía que la persona en ese coche era Santiago.
¿Tan solo habian ido a comer y ya no podía contenerse de venir personalmente?
Lo que el asistente habla dicho sobre «un problema» seguramente también era obra suya.
Una sonrisa cruzó el rostro de Alonso.
Todavia estaba molesto por la última vez que los hombres de Santiago lo habían acosado, y esta vez, de ninguna manera iba a permitir ser burlado por Santiago nuevamente.
¡Esta vez, era su turno de contraatacar!
-Valentina, hay un parque de atracciones allá, hoy tengo el día libre. ¿Me acompañarías a dar
una vuelta? -Alonso hizo la invitación con cortesia.
-Esto…no parecia una buena idea.
Ella y el señor Valenzuela no eran lo suficientemente cercanos como para ir juntos a un parque
En su opinión, esos lugares eran para parejas jóvenes enamoradas.
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Pero Alonso, mirando hacia el parque, mostró un atisbo de tristeza en sus ojos:
-A mi hermana siempre le encantó jugar alll, pero ya hace mucho que no va.
Valentina estaba confundida. La señorita Lucia Valenzuela estaba claramente en Guadalajara, ¿
no seria fácil para ella ir a jugar de nuevo?
¿Por qué el señor Valenzuela parecía hablar como si quisiera ir pero no pudlera?
Al final, Valentina no pudo soportar la idea de hacer sentir mal a alguien y respondió rápidamente:
-Entonces, ¿vamos a divertirnos un poco?
-¡Claro!
Alonso, contento con su astucia, llevó a Valentina hacia el parque de atracciones.
No estaba lejos, asi que caminaron directamente.
Santiago,
al verou
Alonso no solo no se apresuró a salir después de una llamada, sino que entró al parque riendo y charlando con Valentina, se puso celoso de Inmediato.
En ese momento, deseaba arrastrar a Valentina y marcharse.
Pero recordando la presencia de Alonso y el riesgo de exponer su identidad como el señor Mendoza…
Valentina no le gustaba al señor Mendoza, ¡no podía arriesgarse!
-Que tus hombres los sigan–ordenó Santiago a Thiago.
Y en ese momento. Thiago ya había llegado personalmente desde el edificio de la Corporación Mendoza, dirigiendo a sus guardaespaldas y a la gente de Leones del Desierto para seguir a
Valentina.
En el parque de atracciones.
Valentina no notó nada extraño.
Cuando su madre aún estaba viva, solian ir juntas al parque de atracciones, pero desde que su madre se fue, nadie más la llevó, y asl, nunca volvió.
Pronto, Valentina se sumergió completamente en las diferentes atracciones.
El carrusel, la montaña rusa, disfrutaba inmensamente.
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Alonso observaba su sonrisa, originalmente solo quería desafiar a Santiago a lo lejos, pero sin darse cuenta, comenzó a distraerse.
Parecia ver a Lucy saludándolo desde el carrusel, pero al volver en sl, sabía claramente que la
persona frente a él no era Lucy.
-Señor Valenzuela… -Valentina bajó del carrusel y corrió hacia Alonso.
Justo cuando estaba a punto de alcanzarlo, tropezó.
Alonso, rápido de reflejos, la agarró por los hombros y evitó que cayera.