Capítulo 249
Capítulo 249: ¿Quién Soy?
Para cuando Alicia se dio cuenta, ya estaba en otro carro. Sabía que el esposo de Valentina habia
venido por ella, así que, dejando a un lado su nerviosismo, tomó la iniciativa:
-¿Qué quieres? Suéltame ya o llamo a la policía. Content (C) Nôv/elDra/ma.Org.
¿Llamar a la policia?
-Ya lo hice -dijo Santiago, su mirada fijándose en la urna con cenizas que Alicia sostenía-. ¿
Marc?
Alicia se quedó pasmada por un momento, antes de romper en llanto, como si estuviera poseida
por su habilidad para actuar.
-Él solo había salido a tratar unos negocios, nunca regresó, y ahora… Marc, me has dejado sola, ¿cómo se supone que siga viviendo…?
Entre sollozos, Alicia intentaba distanciarse de cualquier vinculo con la situación.
La mirada gélida de Santiago se posó en ella, cansado de no tener noticias de Valentina, su
paciencia se había agotado.
-¿Dónde está Valentina?
-¿Valentina? ¿Qué Valentina? -Alicia fingió sorpresa.
Su mirada era genuinamente confundida, como si realmente no supiera de qué hablaba Santiago.
Santiago entrecerró los ojos.
-Marc atropelló a Valentina, no pretendas que no lo sabes.
Alicia se quedó helada por un momento, luego su rostro se llenó de incredulidad.
-¿Qué? ¿Un accidente con Valentina? No sé nada… ¿Valentina vino a San Miguel de Allende? ¿ Qué hacía aquí? ¿Qué tiene que ver su accidente con Marc?
Las preguntas de Alicia se sucedían una tras otra, intentando confundir toda la situación.
Ella sabía que, de investigarse, solo saldría a la luz una verdad: que Marc había citado a Valentina con la intención de provocar un accidente para matarla.
De repente, como si recordara algo, murmuro:
-La otra noche, escuché a Marc llamando a Valentina, diciéndole que necesitaba hablarle de
algo…
-¿Y qué era eso que tenía que decir? -Santiago preguntó con urgencia.
El intenso escrutinio de Santiago la sobresaltó, haciendo que se encogiera.
-No lo sé, de verdad que no lo sé… Solo sé que Marc ha estado inquieto últimamente, como si
algo le pesara.
Pareciendo recordar a Marc, Alicia abrazó la urna, llorando aún más desconsoladamente.
Santiago reflexionaba sobre sus palabras, con una mirada profunda y pensativa. Iba a descubrir
la verdad sobre el accidente, pero lo más urgente era encontrar a Valentina…
-Don…
De repente, Thiago tocó la puerta del auto.
Bajando la ventana, Thiago le pasó su celular a Santiago.
-Señor Harper de Consorcio Industrial Mexa.
Santiago frunció el ceño, su mente completamente ocupada con Valentina.
¿Qué Consorcio Industrial Mexa ni qué Señor Harper? Aun si fuera el mismísimo rey, no tenia
tiempo para eso.
Estaba a punto de decirle a Thiago que colgara cuando Thiago lo interrumpió:
-Señor, el Señor Harper dice que encontró a una persona.
Santiago se quedó paralizado por un momento y salió del auto a la velocidad del rayo.
Tomó el celular de Thiago y del otro lado de la línea, una voz arrogante dijo:
-He oído que buscas a alguien. Justo encontré a una persona.
-¿Dónde está? -Santiago preguntó con urgencia.
Pero Diego, en lugar de responder, contraatacó:
-¿Qué ella? Solo dije que encontré a una persona, no que fuera la que buscas. ¿A quién buscas?
-¡Diego Harper!
Santiago, tratando de mantener la calma y una cortesia inusual.
-Busco a una mujer que tuvo un accidente, se llama Valentina Lancaster. Si el Señor Harper la ha visto, por favor digame, ¿dónde está? ¿Está herida? ¿Corre peligro su vida…?
Hacia el final, la voz de Santiago temblaba, casi sin poder ocultar su desesperación.
Del otro lado, Diego frunció el ceño. El famoso Don Mendoza, conocido por su implacabilidad, parecia otro hombre.
Con un suspiro interno y una mirada de desdén, Diego interrumpló:
-Buscas a tu mujer, busca. Pero olvidé decirte, Don Mendoza, lo que encontré es un hombre.
Santiago quedó en silencio.
La llamada terminó, y la hermosa expresión de Santiago se tensó por un momento antes de relajarse ligeramente.
-Thiago, busca la ubicación de Diego -ordenó Santiago.
Aunque Diego mencionó que habla encontrado a un hombre, si realmente hubiese sido asi,
¿por qué se tomaria la molestia de llamar solo para decir que habia encontrado a alguien? El presidente de un consorcio tan importante como Consorcio Industrial Mexa no haría algo sin sentido. Asi, Santiago concluyó que Valentina debía estar con Diego.
-Entendido -Thiago aceptó la orden de inmediato.
Santiago miró a través de la ventana hacia Alicia, aún dentro del coche. Necesitaba descubrir qué había pasado realmente en ese accidente. Con Marc ya muerto, Alicia era la única pista.
-Suéltala ordenó Santiago fríamente a su guardaespaldas antes de dirigirse a otro carro
cercano.
Después de que varios autos de lujo se marcharan, Alicia se quedó parada al lado de la carretera, aún sin poder reaccionar. Esperaba que el esposo de Valentina continuara interrogándola, pero en cambio, la dejó ir.
Esos autos de lujo, los guardaespaldas, y cómo se referían al esposo de Valentina….
-¿Don?
Alicia murmuraba para si misma, frunciendo cada vez más el ceño. ¿No se suponía que el esposo de Valentina era solo un chico guapo trabajando en un club nocturno?
El hombre que acababa de ver tenia una presencia distinguida, como si su estatus fuera realmente elevado. Su instinto le decía que este hombre era alguien importante.
De repente, como si recordara algo urgente, se apresuró a tomar un taxi de regreso a Coralia. Necesitaba contarle a Aitana cómo era el esposo de Valentina.
En algún lugar de San Miguel de Allende, dentro de una casa privada.
Diego estaba parado frente a la ventana, y en la cama detrás de él, Valentina yacía inconsciente,
sin haber despertado aún.
-Jefe, señorita Lancaster es una mujer, ¿por qué dijiste que encontraste a un hombre?
Silvana, con una eficiencia elegante, revisó la temperatura de la frente de Valentina. Su mirada
hacia Valentina era de genuina preocupación y ternura.
-¿Crees que él me habría creído si decía que encontré a una mujer?
Diego sonrió con picardía, sus ojos brillaban con interés. Para ese momento, Santiago
probablemente estaria movilizando a su gente de Leones del Desierto para rastrearlo.
Recordando la preocupación en la voz de Santiago, Diego giró para mirar a Valentina,
examinándola con interés:
-Realmente es hermosa.
Santiago había visto bellezas de todo tipo, no creía que solo por su apariencia, Valentina pudiera
hechizarlo así.
-La última vez que Santiago me plantó, fue por ella. Tsk, tsk, tsk, quién hubiera dicho que don
Mendoza era tan sentimental. Bueno, ¡yo también!
Diego arqueó una ceja, mientras Silvana lo miraba con una expresión complicada, presintiendo
algo no muy bueno.
En ese momento, Valentina empezó a despertar lentamente. Al volver en sí, su mente estaba en
blanco. Al abrir los ojos, lo primero que vio fueron dos figuras borrosas que poco a poco se
hicieron más claras.
-Ya despertaste -La voz del hombre
ora suave vs
Valentina enfocó su vista en el hombre, cuya hermosa sonrisa era gentil. Pero por más que intentaba recordar, no encontraba su rostro en su memoria, ni siquiera el de ninguna otra persona.
Ni siquiera podía recordar quién era ell