Capítulo 271
Capítulo 271: La Cita Esperada por Altana
Después de colgar el teléfono, Aitana se quedó pasmada por varios minutos.
-¿En qué piensas? Pareces alma en pena.
Lucía salió de su oficina y se encontró con Altana, absorta con su celular en mano. Aunque Aitana no tenía un puesto oficial, no dejaba de presentarse cada día en el Grupo Valenzuela. No era por ambición, sino por el estatus que le conferia ser heredera de la familia Valenzuela, lo que le valia miradas de respeto por doquier. Ese sentimiento de superioridad la tenia encantada.
El comentario inesperado de Lucía la hizo volver en si.
-No, nada importante. Saldré un momento.
Aitana no tenia intención de decirle que se vería con don Mendoza.
Después de días esperando, casi perdiendo la esperanza y considerando otras maneras de acercarse a él, la sorprendió que él mismo le propusiera encontrarse. No podía ocultar su emoción.
Prepararse para su cita con don Mendoza era esencial. Desde que don Raúl la reconociera, su armario. rebosaba de ropa y joyas, pero eso no la detuvo de ir al centro comercial y elegir un elegante vestido rojo ajustado. Frente al espejo, su reflejo le devolvia una sonrisa llena de confianza.
El asistente de don Mendoza habia acordado la cita a las ocho de la noche, en el restaurante del último piso de El Grand Hotel de Coralia. Aitana habia investigado y sabia que esa noche habría un concierto de piano en el restaurante, lo que hacia el encuentro aún más especial
Así, llegó temprano al hotel, esperando en la cafeteria a que llegara la hora de su cita con don Mendoza.
Lucia también apareció en El Grand Hotel de Coralia para recoger unos documentos en su suite habitual. Al ver a Aitana tan arreglada, no pudo evitar sorprenderse. «Debe de ver a Santiago», penso, asombrada de que Aitana hubiera logrado organizar el encuentro.
Conociendo a Santiago, Lucia dudaba que él prestara atención a alguien como Aitana, incluso si venia en nombre de la familia Valenzuela. Pero el hecho de que Santiago accediera a verla era inesperado.
Lucia, intrigada por los motivos de Santiago pero viendo una oportunidad para interferir, planeó cómo podría complicar las cosas para Aitana o, al menos, causarle problemas a Valentina. Para ella, cualquier
resultado seria satisfactorio.
Al ver el coche de Alonso detenerse afuera del hotel, Lucia ya tenía un plan en mente.
***
A las siete de la noche, Valentina recibió la llamada de su guapo esposo, diciéndole que volveria tarde. Colgó el teléfono y se quedó mirándolo, un dejo de decepción cruzó por su mente. Pero rápidamente se sacudió esos pensamientos, dándose palmadas en la cara para disipar la extraña sensación que la
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invadia.
-¡Qué va! No estoy esperándolo.
Murmuraba Valentina, aunque en la soledad de su casa, sus palabras resonaban vacias. Pasó unos minutos más sola, con la imagen de ese rostro atractivo acosándola sin cesar, como si estuviera hechizada, empezando a especular sobre los motivos de su demora. ¿Estaria viéndose con alguien?
¿Una mujer?
La inquietud crecia en su interior, cada vez más intensa. Al darse cuenta de que sus pensamientos se volvian cada vez más incontrolables, Valentina sintió una alarma interna. Detestaba sentirse asi, temerosa de perder el control y agitarse aún más, decidió cambiar de ropa y salir a despejarse.
Lo que menos esperaba Valentina era encontrarse con -Alonso- justo en la entrada de su edificio.
El auto estaba aparcado al lado de la calle, con Alonso apoyado en la puerta del coche. Al ver a
Valentina, él también se quedó paralizado.
Sus miradas se encontraron, y Valentina fue la primera en correr hacia él.
-Alonso. Lo llamó con una naturalidad sorprendente.
Llevaba un suéter tejido combinado con jeans, su cabello ligeramente ondulado caía desordenado sobre sus hombros. Su belleza natural, realzada por su sonrisa y el brillo en sus ojos, era deslumbrante.
Al ver su sonrisa, Alonso también sonrió, disipando las dudas y conflictos que lo atormentaban como si
las nubes se abrieran para revelar la luna.
-¿Ya comiste? -Alonso dio un paso hacia adelante.
Se paró frente a Valentina, superándola en altura.
–
-No todavia, -respondió ella, levantando la mirada hacia él.
-¿Vamos juntos?
Valentina no dudó ni un segundo en aceptar su invitación. Aunque no recordaba mucho, sentia una
cercanía especial hacia él
Una vez en el auto, Valentina se transformó en una caja de preguntas:
-Alonso, ¿cómo nos conocimos realmente?
-Alonso, ¿por qué te llamo Alonso?
-Alonso…
-Alonso…
Valentina se convirtió en un torbellino de interrogantes, y Alonso, entre carcajadas indulgentes,
prometió:
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-Durante la cena, te respondere una por una.
Esa noche, en el restaurante del último piso de El Grand Hotel de Coralia, habla un concierto de piano a cargo de un famoso pianista nacional. Valentina habla mencionado antes que le gustaba escuchar MUS piano mientras diseñaba sus joyas. Si la música lograba evocar alguno de sus recuerdos.
seria perfecto.
A las ocho, Valentina y Alonso ya estaban sentados. Su mesa, ubicada en una esquina junto a la
ventana, era intima y discreta, ideal para conversar.
-¿Ahora puedes contármelo? -Al llegar los platos, Valentina apenas les prestó atención, picoteando su comida mientras fijaba su mirada llena de expectación en Alonso.
-Nuestro encuentro se debió a mi curiosidad hacia ti-
Alonso comenzó a relatar su admiración inicial por la diseñadora K&K, señorita Fire, y su posterior aprecio por su talento en diseño de joyas. Omitió las acciones impulsivas que tomó después de
descubrir el interés de Santiago por ella.
Luego, contó cómo su abuelo la reconoció como su nieta y se convirtieron en hermanos. Y aquella vez que la salvó de ahogarse en el mar.
Valentina escuchaba atentamente, mientras en la mente de Alonso resonaban las palabras de Santiago
de la noche anterior:
-Espero que tus sentimientos hacia Valentina sean los de un hermano hacia su hermana.
¿Solo sentimientos fraternales? This is property © of NôvelDrama.Org.
Alonso la miraba, su expresión era un reflejo de su confusión interna.
-Alonso, gracias, gracias por salvarme. -Valentina de repente rompió el silencio.
Levantó su copa con sinceridad, se puso de pie y brindó con la de Alonso. El sonido claro de sus copas. chocando pareció despertar a Alonso. Observando cómo Valentina inclinaba la cabeza para terminar el vino en su copa, no pudo evitar expresar su admiración.
-Resulta que Alonso es mi ángel guardián, no es de extrañar…
La mirada de Alonso destellaba con una luz suave.
-¿No es de extrañar qué?
Mientras bebia, no apartaba los ojos de Valentina. Su sonrisa brillante parecía tener el poder de curarlo
todo.
-No es de extrañar que me sienta tan a gusto contigo, como si–Valentina buscaba las palabras adecuadas.
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El corazón de Alonso se apretó con su fruncir de cejas.
Finalmente, Valentina encontró la manera de expresarlo.
-Como si realmente fueras mi hermano, como si nos conociéramos desde hace mucho tiempo.
Hermano…
Una ola de decepción surcó el corazón de Alonso. ¿Y si lo que deseaba era ser algo más que un
hermano?
Al pensar en Santiago, una sombra de tristeza cruzó la mirada de Alonso.
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