Capítulo 239
Capítulo 0239
Oscar no había ido al jardín de infantes durante dos días. David estaba muy entretenido en casa, trabajando mientras lo acompañaba.
Afuera, Viviana estaba siendo muy ruidosa, y David al principio no quería prestarle atención alguna. Sin embargo, cambió de inmediato de opinión cuando escuchó que ella quería ver al abuelo.
David la dejó entrar en ese momento y aceptó hacer la prueba de paternidad. Viviana abrazó con ternura a Oscar y lloró con fuerza, diciéndole:
-¿Te asustó, hijo?
Oscar tuvo que admitir que, aunque Viviana no podía hacer mucho más, era muy buena actuando. Él le dio unas suaves palmaditas en el hombro a Viviana y le dijo:
-Mamá, no llores, todo está muy bien. Exclusive © content by N(ô)ve/l/Drama.Org.
David miró con agrado a los dos, simplemente no podía creer que el niño frente a él no fuera su hijo.
La prueba de paternidad tomaría al menos cuatro o cinco días, durante los cuales Oscar tendría que quedarse con él.
David, sería mejor que cumplas tu palabra, o haré que tu abuelo venga de inmediato y haga justicia por mí -le advirtió Viviana. Ella sabía muy bien que el hombre presente tenía miedo de su abuelo. Y el anciano realmente le tenía mucho aprecio a Viviana.
David, bastante impaciente, le dijo:
-Entendido, puedes irte ahora.
Viviana finalmente abrazó a Oscar para asegurarse de que no había sido maltratado vilmente por David antes de irse. Después de marcharse, ella se apresuró a informárselo en ese momento a Silvia. Al recibir la noticia, Silvia sintió un gran alivio y ahora solo esperaba partir
mañana.
Lo que ella no sabía era que Julio estaba ocupado comprando la antigua mansión de la familia Orellana de las manos de Natalía, y también estaba supervisando de forma minuciosa la reconstrucción de la sede central del grupo Orellana. Todo estaba planeado para que, una vez terminado, le diera una gran sorpresa.
Julio había estado pensando en tener hijos con Silvia y llevar una vida tranquila. Sin embargo, mientras uno planeaba el futuro, el otro estaba planeando irse.
En el dormitorio, Silvia había empacado solo una bolsa sencilla, dentro de la cual había cantidad muñecas que a Juan y Oscar les gustaban. No había abierto ni llevado consigo los
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regalos que Julio le había comprado. Ella llamó en ese instante a su asistente en el extranjero: -¿Cuánto dinero hay ahora en la cuenta de la empresa?
Ocho mil millones.
Eso es muchísimo… Silvia se sorprendió un poco.
-Transfiere todo el dinero a una cuenta.
Ella estaba preparada para devolverle en ese momento todo ese dinero a Julio. Primero, para evitar cualquier objeción de su parte al respecto y segundo, como compensación por el uso de su esperma, como si hubiera comprado su material genético. Silvia confió de nuevo todo el dinero a su abogado, el señor Jiménez.
Miguel estaba muy sorprendido:
-Silvia, ¿de dónde sacaste tanto diner
-Solo hice unos pequeños negocios. Le molestaría con la transferencia -respondió Silvia después de una breve pausa. Luego añadió:
-Pero esta vez, por favor, redacte de inmediato un acuerdo. Básicamente, quiero devolver todo el dinero que Julio le dio a la familia Orellana, y no habrá más deudas entre nosotros en el futuro.
-Pero ¿Julio firmará eso?
-Si firma o no, es realmente su problema. De todos modos, ya no le debo nada a él ni a nadie— dijo Silvia sin emoción alguna cuando hablaba de Julio, en marcado
contraste con su actitud
anterior.
Miguel lo notó al instante.
Está bien. Me ocuparé de eso de una vez. ¿Cuándo quieres entregárselo?
Silvia pensó por un momento:
-En aproximadamente medio mes.
Quería asegurarse de llevarse también a Oscar.
-Entendido.
Mientras tanto, en el exclusivo club Sol.
Julio estaba sentado muy tranquilo con su amigo Federico a su lado. Federico le entregó el respectivo contrato de compra de la propiedad:
Si no me equivoco, ¿esto es la antigua mansión de la familia Orellana?
Era el contrato de compraventa de la mansión, que Adrian le trajo antes, y Federico lo vio
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detenidamente.
-¿Hay algún problema al respecto?
Federico lo miró con gran curiosidad:
Últimamente no has tenido tiempo para reunirte con nosotros, es por Silvia, ¿verdad?
Fue la primera vez que notó cuánto le importaba Julio a una persona.
Julio sonrió:
-¿Estás bromeando?
–Déjame contarte algo muy interesante. Resulta que David tiene un hijo le dijo Federico con una sonrisa bastante peculiar.
Julio se sorprendió muchísimo:
-¿Un hijo?
-Sí, parece que tiene cuatro años y ya va al jardín de infantes. La última vez fue a una fiesta en tu casa; es muy posible que lo hayas visto continuó Federico.
Julio no mostró mucho interés. Sabía que David era un completo mujeriego y tener un hijo bastardo por fuera del matrimonio era algo ya muy normal para él. Miró la hora y se levantó en
ese momento:
-Tengo que irme ya.
Con una pierna cruzada sobre la otra, Federico le hizo un cortante comentario mientras se iba:
-¿Qué te parece si vamos a ver a su hijo en unos días?
Julio realmente, no rechazó ni aceptó la propuesta.
No había caminado mucho cuando sonó en ese momento su celular sonó. Al abrirlo, vio un mensaje de un número desconocido.
[Ya estaré de regreso al rato. Recuerda que hay algunas cosas que necesitamos discutir seriamente]. 2
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