Diario de una Esposa Traicionada por Rocio H. Gómez

Diario de una Esposa Traicionada Capítulo 127



Capítulo 127 

Al oir esas palabras, me quedé desconcertada al instante. ¿Era por la pelea que había armado? Los ojos de David se oscurecieron de repente, como si algo le hubiera venido a la mente y al estar distraido, Isaac aprovechó para voltearse y contraatacar. Lo empujó contra la pared, con una tormenta formándose en sus ojos y su expresión era fria, mientras decía: “David, solo alguien tan tonta como Cloé podria pensar que eres algún tipo de caballero distinguido.” 

“¿Y tú qué? ¿Qué tipo de persona eres tú?” 

David levantó la cabeza, con una mirada que brillaba con ironía, y soltó una risa burlona preguntándole: “¿Tú la mereces? Ella también…” 

Al escuchar eso, un escalofrio me recorrió el cuerpo. Justo cuando Isaac iba a lanzar otro puñetazo, corri para ponerme delante de David diciéndole: “¡David! ¡No digas más!” 

El puño de Isaac pasó rozando mi cara y se estrelló contra la pared, mientras que su expresión se volvió de repente muy fría. 

Sus pupilas estaban fijas, llenas de una furia destructiva, y se burló con desden: “Cloé, ¿tanto te duele él?” 

Instintivamente quise explicarme, pero luego pensé, ¿por qué tenía que hacerlo? Él nunca me había dado explicaciones. Cada vez que Andrea llamaba, él acudía sin preguntar, siempre tomándola a ella por encima de todo. Comparado con lo que él hacía, ¿qué significaba lo que yo estaba haciendo? 

Miré fijamente a sus ojos, sin ganas de negarlo y le dije: “Solo aprendi de ti.” Belonging © NôvelDram/a.Org.

David, que estaba a mi lado, me miró, el aire hostil se había disipado, frunció ligeramente el ceño y habló con suavidad: “¿Cómo llegaste al hospital? ¿Te hiciste…?” 

Hizo una pausa, tal vez sabiendo que no quería que Isaac supiera, cambió lo que iba a decir: “¿Te sientes mal?” 

“David, estoy bien. Vine a visitar a mi tia.” 

Mi corazón sintió una calidez, en contraste, me sentia aún más decepcionada de Isaac. Un amigo siempre se preocuparía por mi salud primero. Pero a él no le importaba. 

Viendo la tensión entre Isaac y yo, Andrea echó más leña al fuego con suavidad: “Parece que lo que dicen en el foro de la empresa no es falso, tu relación con ese indeseable de la familia Guzmán, no sé hasta dónde habrá llegado.” 

Quería poder fijar mi relación con David de una vez por todas. No quería explicar, pero eso no significaba que ella pudiera manipular la situación a su antojo, por lo que dije: “Andrea, mejor aclara primero de quién era el bebé que acabas de perder. Dejar a un lado al hijo de otro y luego hacer que el marido de otra cuide de ti durante tu cuarentena, yo no tengo esos gustos perversos.” 

Era un golpe bajo. Difamación. Insultos. ¿Quién no sabía hacerlo? Viendo cómo el rostro de Andrea cambiaba abruptamente, descubrí que ocasionalmente hacer ese tipo de cosas de bajo calibre también era bastante satisfactorio. Además, no estaba inventando cosas como ella, porque cada palabra que decía era la verdad. 

El personal médico que aún no se había dispersado fuera de la habitación empezó a mirar a Andrea con interés. De repente, Andrea se agarró el vientre y se hundió en el sofá, mirando a Isaac con ojos suplicantes, y diciéndole: “Isaac, me siento muy mal… 

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Capitulo 127 

Otra vez con eso. No tenía ganas de quedarme alli viendo su teatro de amor y lealtad. Después de quel Isaac le sirviera un vaso de agua caliente, fui directa al grano: “Quisiera una habitación, por favor organizalo.” 

Inicialmente habia planeado ir a la estación de enfermeria y hacer la solicitud como la señora Montes. 

Pero en aquel momento que Isaac estaba allí, bastaba con que él dijera una palabra, lo que hacía todo mucho más conveniente que tener que probar mi identidad yo misma. 

Isaac se enderezó, mirándome desde arriba con una sonrisa fría preguntándome: “Cloé, ¿así es como pides un favor?” 

Mi corazón se sintió como si hubiera sido apretado, dolido y sorprendido a mirarlo. 

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