Diario de una Esposa Traicionada por Rocio H. Gómez

Diario de una Esposa Traicionada Capítulo 158



Capítulo 158 

Leticia me lanzó una mirada rápida, y el aire entre nosotros estaba cargado de insinuaciones veladas que casi se desbordaban. Yo también estaba un poco desconcertada, pero al ver la calma de David, estaba segura de que no era lo que Leticia pensaba. Además, David tenía a alguien a quien había querido por veinte años, ¿cómo podría interesarse en alguien como yo que acababa de divorciarse? 

David me sirvió más atole diciendo: “No tienes que responder de inmediato, piensalo.” 

“Está bien.” 

Mi c corazón aún latía con fuerza. Después de todo, era una marca que habia admirado por tantos años, y en aquel momento parecía estar al alcance de mi mano, como en un sueño. 

Terminando la cena, Leticia, con la excusa de ir a otro lugar, le pidió a David que me llevara a casa. Una vez en el auto, dije resignada: “Lo siento, David. Otra vez causándote problemas…” Contentt bel0ngs to N0ve/lDrâ/ma.O(r)g!

“Tranquila, solo ha sido un favor menor.” David respondió con una sonrisa burlona. 

Riéndome levemente dije: “Ni siquiera me dejaste pagar, gracias…” 

A mitad de la cena, había salido a atender una llamada y pagó la cuenta. Sus dedos largos y pálidos descansaban sobre el volante con una elegancia innata. Su mirada se deslizó hacia mí, interrumpiendo: “Si tú invitas, yo pago. No hay diferencia. Si piensas en agradecerme, terminarás -invitándome a cenar de nuevo.” 

“Oh…” 

Me encogí de hombros, sorprendida por su lógica. Le di la dirección de Arces Rincón, ya que Isaac habia prometido hacerse cargo de los papeles y seguramente no viviría allí más. Además después de mi mudanza, dudaba que hubiera vuelto. No era ideal seguir quedándome en casa de Leticia, asi que mejor volver a Arces Rincón. 

Al llegar a Arces Rincón, el frío del garaje me hizo tiritar, me abracé con el abrigo y le dije adiós a David, “Gracias, David. Gracias por todo. ¿Me mandas un WhatsApp cuando llegues?” 

Él me miró fijamente y toda su persona irradiaba ternura diciéndome: “Sí, por supuesto. Sube ya.” 

“Okay. ¡Cuidado!” 

Tras responder, me apresuré a entrar al edificio. Al final, el frio desapareció. Al abrir la puerta de casa y ver todas las luces encendidas, me quedé parada un momento. ¿Había intrusos? ¿O había olvidado apagar las luces la última vez que me quedé en casa de Leticia? Pero enseguida frunci el ceño. En la entrada, había un par de zapatos de hombre brillantes. Eran de diseño personalizado, los cuales eran imposibles de encontrar en el mercado. 

En el momento vi la figura imponente de Isaac estaba en el balcón. Sus dedos estaban jugueteando con la luz tenue de un cigarrillo. 

“¿Qué haces aquí?” Pregunté. 

Parecia distraído, solo cuando me acerqué y hablé, se tensó y se giró, apagando el cigarrillo con los dedos, mientras que su voz iba cargada con el frío del invierno: “¿El te trajo a casa?” 

“Si.” 

Admiti sin rodeos: “Aún no me has dicho, ¿qué haces aquí? ¿Has cambiado de opinión y ya no me darás el apartamento?” 

1/2 

11:26 m 

Capitulo 158 

Presionó su lengua contra sus dientes preguntándome: “¿Me ves como alguien tan mezquino?” 

“Entonces, por favor, sal.” 

“¿Estás tan ansiosa por sacarme de tu vida?” 

Isaac frunció el ceño, sus ojos oscuros brillaban con frialdad mientras me preguntaba: “¿Crees que David es un santo? ¡Las aguas de los Guzmán no son más claras que las de los Montes!” 

“Eso no te incumbe, Isaac. Déjanos vivir nuestras vidas en paz, ¿podemos?” Ya estaba exhausta con 

ese tema. 

Él no respondió, se alejó con frialdad hacia la mesa de centro, agarró una bolsa de papel y me la entregó sin más. 

“Sobre esto, es mejor que lo guardes tú.” 

2/2 


Tip: You can use left, right, A and D keyboard keys to browse between chapters.