El despertar del Dragón

Capítulo 2405



Capítulo 2405

Déjame intentarlo

—El verdadero potencial del señor Yura sí que es un secreto bien guardado. —Ángel suspiró un poco.

Los espectadores en el podio estaban asombrados mientras se concentraban en los dragones dorados en el aire.

Jaime era el único que hacía muecas como de dolor.

El Poder de los Dragones que llevaba dentro se sentía atraído por los dragones dorados que se elevaban en el aire, invitándolo a unirse a ellos.

Deseaba desatar el Poder de los Dragones y transformarse en dragón para acompañar a los de su especie en su vuelo.

Por desgracia, no podía hacerlo en público. De lo contrario, atraería aún más atención no deseada si más de sus secretos salieran a la luz.

Todavía no era lo bastante poderoso como para enfrentarse a ninguno de los Ocho Reinos Secretos Mayores.

Con desesperación trató de reprimir la inquietud que sentía en su interior.

Alguien entre la multitud gritó:

—¡Miren! El Señor Yura está levantando de nuevo el martillo de campana.

Todos se quedaron con la boca abierta mientras el aura de Quirino se elevaba sin cesar. Su expresión se tornó grave mientras el martillo de campana colgaba en el aire.

Se disponía a golpear la campana por quinta vez. Pero era evidente que le costaba más esfuerzo que antes, ya que dudaba un poco.

Si no lograba hacer sonar la Campana del Dragón, se lastimaría con el retroceso.

Pasado un tiempo considerable, Quirino apretó los dientes y golpeó la campana con todas sus fuerzas.

El melodioso tañido de la Campana del Dragón resonó por toda la plaza.

Quirino se dio por satisfecho y arrojó el martillo de la campana al suelo.

Toda la plaza quedó iluminada por el resplandor de los cinco dragones dorados que se elevaban en el aire.

Ni un solo sonido se escapó de los espectadores, que presenciaron la impresionante exhibición.

Quirino sonrió mientras saltaba del campanario y aterrizaba en el podio.

—Señor Yura, ¡seguro que es usted un hombre de proezas ocultas! Ccontent © exclusive by Nô/vel(D)ra/ma.Org.

—Señor Yura, con lo fácil que ha conseguido golpear la campana cinco veces, estoy seguro de que podría con un golpe más sin problemas.

—¡Señor Yura, asegúrese de recordar a sus subordinados que no sean duros con nosotros en el combate de hoy!

Los líderes de muchas de las familias prestigiosas se acercaron a Quirino en el podio.

Quirino agitó la mano. Su mirada recorrió a Sigfrido, que bajó la vista y sintió que la cara le ardía de vergüenza.

—Señor Yura, es usted en verdad impresionante por haber tocado la campana cinco veces. Nosotros, los viejos, nunca podríamos lograr tal proeza.

—Será mejor que comencemos la conferencia ya que se está haciendo tarde.

Ángel sabía que él y Sigfrido terminarían sufriendo una humillación aún mayor si se demoraban más y los instó a continuar.

Su orgullo aún podía salvarse si mantenían su rendimiento durante el partido.

—Ya que el señor Gracia tiene tanta prisa, será mejor que empecemos. Informa a los discípulos del reino secreto de que se preparen para entrar en la arena —Quirino inclinó la cabeza.

—¡Esperen! —intervino Jaime.

Todos volvieron a concentrarse en Jaime mientras se preguntaban qué estaba planeando.

—¿Hay algún problema, joven? —Quirino estaba molesto.

—Señor Yura, ¿no dijo usted que cualquiera puede golpear la Campana del Dragón? Si es así, me gustaría intentarlo.

—¿Tú? —Quirino se quedó perplejo.

El resto del público clamó con desdén.

—¡Sigue soñando, Jaime! ¿Has olvidado que no eres más que un Replicador de Espíritus de tercer nivel? —se burló Kerem en voz alta desde abajo del escenario.

—Puede que ni siquiera llegues a lo alto del campanario. ¿Qué sentido tiene perder el tiempo? — añadió Quirino.

—¿Cómo voy a saberlo si no lo intento? ¿Ha olvidado que había dicho que todo el mundo podía intentarlo? —Jaime permaneció imperturbable.


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