Capítulo 160
Capítulo 160
ATRACCIÓN PELIGROSA. CAPÍTULO 9. Una bofetada en dos palabras
Aaron tenía que reírse, no le quedaba más remedio. Quería retorcerle el cuello a la condenada pero tenía que reconocer que estaba a la altura. Él se había bebido aquella cerveza sin pensar que ella podía meterle un laxante, así que el error era suyo por subestimarla.
Cuando por fin salió de allí, con limpieza de colon y muy mala leche, ya eran las dos de la madrugada y ella estaba muy feliz y dormidita en su cama. Aaron la miró con ternura por un instante antes de cerrar las dos manos sobre la sábana de la cama. Original content from NôvelDrama.Org.
-¡¡¡¡¡ESTO… ES… ESPARTA!!!!! -gritó en su oído mientras tiraba con fuerza de la sábana y la veía caer
revolcada en el suelo. 5
-¿Qué pasó, qué pasó…?
No había imagen más tierna que verla levantar la cabeza, con el cabello cayéndole frente a la cara, toda desgreñada y despatarrada en el suelo.
-¿Estás loco!? -rezongó Nahia poniéndose de pie apurada.
-Esta noche la cama es mía, estoy enfermito -sentenció él mientras volvía a estirar la sábana sobre la cama con un movimiento fluido-. Y como todo es tu culpa, te vas a dormir al sofá. 1
Claro que no, esta es mi cama! -espetó Nahia.
-Pues allá tú, porque yo voy a dormir aquí -Aaron se metió bajo la manta y se acomodó de costado abrazando una almohada. 1
-Pues yo también voy a dormir aquí, no me voy a ir a dormir a un sofá duro solo porque tú no quieras… pero no pudo terminar de hablar porque Aaron lanzó un pedazo de tela contra su cara y Nahia jadeó
impresionada cuando se los quitó de la cabeza y se dio cuenta de que eran sus calzones. 6
¡Él… él… le había tirado su bóxer a la cara! ¡Literalmente!
–
-Puedes dormir donde te dé la gana, pero Alerta de Spoiler: yo duermo desnudo le dijo Aaron y la escuchó gruñir y protestar-. Antes de que se te ocurra hacerme alguna otra gracia para molestarme, te advierto que si me tengo que levantar de esta cama lo voy a hacer así como estoy y no te va a gustar lo que pasará después… o a lo mejor sí. 2
Nahia apretó los labios con frustración y rezongó siete veces antes de irse a la sala y acostarse a dormir en el sofá. De verdad estaba duro como una piedra, no apto para descansar en él, sin embargo no pudo evitar sonreír mientras se acurrucaba bajo una manta y con una almohada que tenían tanto olor a él.
Ya sabía que se estaba comportando como una chiquilla malcriada, pero se estaba divirtiendo y sabía que él también. Durante un momento pensó en las palabras que él le había dicho, que cuando la había conocido la había visto como una chica madura… y era cierto.
En su familia todos estaban locos, eran maravillosos, pero estaban locos. Así que Nahia había creído que debía crecer para ser la voz de la razón. Nadie había tenido jamás que mandarla a estudiar, siempre había sido juiciosa, temperamental pero juiciosa, sin embargo ahora se estaba comportando como la adolescente que nunca había sido.
-Todo es culpa suya -murmuró por lo bajo-. Él es el que me descontrola…
Pero igualmente sonrió, porque pelear con él era lo más divertido que había hecho en su vida y a pesar de que las maldades a veces se pasaban de la raya, sabía que Aaron también lo estaba disfrutando.
Respiró profundo y cerró los ojos, quedándose dormida en pocos minutos.
Para Aaron también fue la mejor noche. Le encantó escuchar esos soniditos que hacía mientras dormía profundamente, era terca pero eso le gustaba. Todavía no lograba entender por qué estaba tan enojada con él, pero eso no importaba, eventualmente descubriría el motivo de aquel rapto de locura temporal. A pesar de todas sus maldades y quizás también por ellas, Nahia King le gustaba demasiado, y Aaron no era de los que se negaba a lo que le gustaba. 1
Descansó como un bebé, pero estaba en lo mejor de su sueño cuando la escuchó lanzar un grito agudo y se incorporó en la cama de inmediato. Ese grito era de Nahia y en un solo segundo Aaron tenía ese bóxer puesto y una pistola en la mano mientras llegaba al salón. (1)
Apuntó a todos lados rápidamente, con esos movimientos automáticos que el entrenamiento ya había hecho hasta involuntarios en él, sin embargo en ningún lugar vio nada ni remotamente parecido a una
amenaza.
En cambio solo estaba ella en medio de la cocina, con su ropa de dormir demasiado corta y un papel en la mano mientras chillaba como una loca.
Por supuesto hasta el último grito cesó cuando vio a Aaron con aquella pistola en la mano y abrió mucho los ojos. Él la bajó de inmediato, apuntando al suelo y la miró con expresión asesina.
-¿¡Me quieres matar del corazón!? ¡Crei que te estaban lastimando! ¿¡Por qué gritas así!? -rezongó.
Pero en lugar de ponerse a replicarle y pelearse, Nahia sonrió de oreja a oreja.
Entré a Oxford!!! -chilló y aquella sonrisa sorprendida y feliz de su guardaespaldas acabó de hacerle el día.
-¡No me creo! ¿¡En serio!? -exclamó Aaron y Nahia corrió hacia él y saltó hacia su cintura gritando de
nuevo. 1
-¡Entré en Oxford, Robocop! -exclamó abrazándolo-. ¡Entré en Oxford, maldición! ¡Soy un crac!
-¡Eres un puto crac! ¡Eres la mejor! -rio él poniéndose bellamente grosero y rodeándola con sus brazos mientras ella no paraba de reír. 1
Estaba eufórica por la buena noticia y completamente emocionada de haber cumplido su sueño.
Aaron nunca en su vida había sentido algo así. La felicidad absoluta que irradiaba de su loca era tan intensa que incluso le calentó el corazón, pero eso no era nada comparado con el resto de los… sentimientos que experimentaba al tenerla tan pegada a él. 1
Nahia tenía las piernas alrededor de su cintura mientras Aaron la mantenía sujeta por el único lugar por el que se podía sujetar a una mujer en aquella posición: por las nalgas. Sabía que aquel momentito no duraría para siempre, pero maldición, ¡aquella chiquilla lo excitaba tanto que ni se podía controlar!
-Felicidades le dijo con más suavidad mientras la respiración de Nahia se acompasaba.
-Gracias -respondió ella con una sonrisa que lo derritió.
-Creo que deberías bajarte… -murmuró Aaron mientras ella pasaba saliva suavemente y se humedecía Hos labios. 1
-Sí, creo que sí… tu pistola me está rozando donde no debe–susurró la muchacha con voz ahogada. - Nahia… mi pistola está encima de la mesa -replicó Aaron y ella giró la cabeza para ver el arma por un segundo antes de gemir, porque entendía qué era eso grande y duro contra ella. 7
Contuvo el aliento por un instante mientras Aaron respiraba pesadamente, sintiendo la presión de los senos de Nahia contra su pecho y el aroma dulce de su aliento muy cerca de su boca.
-Deberías besarme -susurró ella mirando sus labios y Aaron sintió como si le hubiera dado una
bofetada en dos palabras.
-¿Eh…?
-Los dos sabemos que lo vas a hacer, Robocop… Así que en vez de esperar a que te enojes conmigo y me beses por castigo, ¿por qué mejor no me besas ahora cuando estoy feliz? 2
Aaron sintió que aquellos dragones se despertaban en su estómago y ni siquiera se molestó con el protocolar “¿Estás segura?“. ¡Estaba seguro él y eso era todo lo que hacía falta!
Si Nahia esperaba resistencia, se dio cuenta de que se equivocaba en el mismo momento en que él tomó su boca con un beso feroz y desinhibido. Sus labios firme y húmedos se deslizaron sobre los de ella como si sus vidas dependieran de eso.
Aaron la apretó contra él, como si quisiera devorarla entera con su boca mientras se estremecía de placer. Ese beso no era suave ni cariñoso, sino una explosión de lujuria y pasión, como si ambos hubieran pasado demasiado tiempo esperando y al fin podían soltar todo lo que tenían reprimido.
Nahia gimió mientras él exploraba cada rincón de su boca, sintió cómo él la bajaba y la acorralaba contra la pared, haciendo que se derritiera en sus brazos. Aaron necesitaba esas manos para otra cosa; para enredarse en el cabello de su nuca y permitirle dominar aquel beso, para recorrer su cuerpo que se estremecía de cuando en cuando.
Nahia se aferraba a sus brazos, sintiendo el ancho y la dureza de sus músculos mientras Aaron se apretaba contra ella y devoraba su boca, succionando cada milímetro para asegurarse de que guardara aquel recuerdo en su memoria durante mucho tiempo.
Y ciertamente ella no iba a olvidarlo porque acababa de comprobar que los besos de Aaron Orlenko eran apasionados, dulces, intensos e infinitamente emocionantes. Aaron sabía que si seguían así los dos terminarían en el suelo de aquel lugar, deseaba olvidarse completamente y sumergirse en ella para siempre. Pero sabía que eso tendría sus consecuencias y estaba decidido a no arriesgar aquella oportunidad que Nahia y él tenían, así que finalmente tomó su decisión con un suspiro.
El beso pasó de intenso a dulce cuando él disminuyó el ritmo para luego separarse apenas un poco para mirarla a los ojos.
-Besada está, señorita King -murmuró mientras ella sonreía con los ojos cerrados.
¡Era tan linda la condenada que Aaron solo podía pensar en las ganas que tenía de comérsela!
-Gracias… deberían darle una medalla por ese excelente cumplimiento del deber, señor Orlenko – murmuró antes de abrir los ojos y mirarlo.
-¿Debo interpretar esto como un cese al fuego? -rio él.
-La tregua solo es momentánea -replicó ella-. Tengo que hacer medio millón de papeleo para presentarlo en el departamento de Admisiones de la Universidad, así que hasta que eso esté hecho… tú y yo nos vamos a portar bien.
Salió del círculo de sus brazos y se contoneó hasta la isla de la cocina para meter su carta de aceptación de nuevo en el sobre.
-Nahia ¿y la guerra cuándo va a terminar? -preguntó pegándose a su espalda y la sintió estremecerse con aquel contacto tan sensual. 1
-Cuando entiendas por qué estoy tan enojada contigo, Robocop.
-Te advierto que soy un poquito bruto -replicó él acariciándole el oído con su aliento. Es muy probable que acabe follándote primero. 2
A Nahia se le escapó un gemido involuntario pero luego respiró profundo.
–
-Entonces follaremos en guerra, Robocop, no seré la primera mujer que duerme con el enemigo – replicó con una sonrisa y escapó de sus brazos para ir corriendo a cambiarse. (2)
Los días que siguieron, en efecto, fueron de tregua. Aaron estaba impresionado por su capacidad para concentrarse, ella estaba haciendo papeleo y él muriendo por saltarle encima. ¡Ya era demasiado obvio quién tenía la ventaja en aquella relación!
Finalmente cuatro días después Nahia echaba en el buzón el último sobre oficial y se giraba hacia Aaron.
-Bueno, Robocop, creo que oficialmente soy una alumna de Oxford -sonrió.
-Estoy muy orgulloso de ti le dijo él con sinceridad- ¿No vas a contarle a tu familia?
-Quiero esperar a que lleguen las cartas de Maddi -respondió la muchacha-. Empezamos el proceso de entrevistas juntas, para ella es un poco más difícil porque se desvinculó de la vida académica hace años, pero tengo fe en que podrá entrar a una buena universidad.
-Estoy seguro de que será así.
Y en efecto, esa misma tarde vio el número de Maddi en la pantalla de su celular y contestó de
inmediato.
-¡Me acaban de aceptar en la Royal Holloway! -fue lo primero que escuchó y Nahia se puso a gritar de entusiasmo.
-¿En serio? -preguntó emocionada, pero no sorprendida porque sabía que Maddi conseguiría una buena universidad-. ¡Ya voy para allá! ¡Robocop, agarra tu pistola láser que nos vamos! ¡Maddi entró a la Royal Holloway! 2
Media hora después llegaban a la casa de James y Maddi, y Nahia detenía a Aaron en el jardín.
-Espera, ¿puedes tomarme una foto por favor, con mi carta de aceptación? -le pidió alborozada.
-Sí, claro, ponte…
-No, no. Yo me subo a las escaleras y tú te pones aquí -dijo deteniéndolo en medio del jardín. (1)
Aaron no tuvo tiempo de sospechar, pero apenas ella llegó a la escalera cuando los cien aspersores del jardín se abrieron a la vez y en diez segundos el guardaespaldas estaba chorreando agua. (1)
-Se acabó la tregua -dijo ella haciéndole un guiño, pero antes de que entrara a la casa él la retuvo del brazo, pegándola a su cuerpo y siseando en su oído.
-Si lo que estás buscando es que me quite la ropa… solo lo tienes que pedir. (14