Chapter 693
Chapter 693
Capítulo693
El médico se limpió el sudor y dijo: La situación del señor Hernández ahora… requiere una
cirugía cerebral inmediata.
Todos se sorprendieron: -¿Cirugía cerebral? ¿Cómo puede ser esto posible?
-¡Si! Si eso puede salvarlo, entonces hagámoslo-decidió Fernando sin vacilar.
-El problema es que necesitamos realizar la cirugía de inmediato, pero en nuestro hospital no hay
médicos que estén seguros al cien por cien de poder llevar a cabo esta operación tan riesgosa-dijo Enrique mirando indignado a Julio. ¡Señor Pérez! ¿No afirmó con tanta seguridad que podía
salvar a mi hijo? ¿Y ahora qué vamos a hacer?
Julio frunció el ceño, sin poder articular palabra alguna.
-Lo hay, sé de alguien que sí puede hacerlo- dijo Clara con una expresión seria, dando un paso adelante. -Yo realizaré la cirugía del señor Hernández.
Todos quedaron extremadamente sorprendidos, incluso Julio y Diego quedaron totalmente
pasmados.
Sabían que Clara tenía habilidades médicas, de lo contrario no hubiera sido médica sin fronteras.
Pero esto no era una lesión común, era una cirugía cerebral muy delicada. ¡Abrir el cráneo! No era una broma, es algo muy serio.
-¿Qué… estás diciendo? -Los ojos de Enrique se abrieron ampliamente, para observar con gran detenimiento los serios y hermosos ojos de Clara.
-Clara, ¿tú puedes realizar una cirugía cerebral? -Los ojos de Fernando brillaron de alegría renovada.
-Sí, abuelo.
Clara hizo un esfuerzo para sonreír tranquilizadora, se acercó y agarró fuertemente la mano del anciano. Por favor, confie en mí, lo tengo todo bajo control. Le devolveré a usted un nieto saludable y lleno de vida.
-¡Vaya, qué fanfarrona eres! ¿Y si no puedes salvar a mi hermano mayor? -Leona aprovechó la oportunidad para lanzarle un comentario frio, después de todo, esta oportunidad era única en mil
años.
Los ojos penetrantes de Clara se desviaron ligeramente hacia el rostro de Leona, como un viento
frío pasando por su lado.
-Si fallo, meme alejaré por completo de la vida de Alejandro.
Ninguno sabía qué decir. This text is property of Nô/velD/rama.Org.
Diego frunció el ceño y sonrió amargamente: -Vaya, qué tipa tan impredecible.
-Noa, tu hermano mayor tuvo un problema. Primero te llevaré a casa, descansa y duérmete
temprano, asegúrate de no esperarme en vano-dijo Rodrigo con atención.
Rodrigo cuidadosamente puso sobre Noa el pequeño abrigo rojo que Luisana le había traído, envolviendo a Noa firmemente. Sus ojos de fénix rebosaban de calidez, pero tenía miedo de que ella
se preocupara, así que minimizó el asunto de Alejandro.
-¿Qué le ha sucedido a mi hermano mayor?
Noa siempre fue una chica atenta, incluso si Rodrigo intentaba ocultarlo, ella notaba la gravedad de la situación. -Rodrigo, no me ocultes nada, ¡por favor, dime que sucede!
-Regresa a casa, acuéstate en la cama y duerme. Cuando despiertes, te lo contaré.
Rodrigo rodeó la delgada cintura de Noa con gran suavidad, sus labios cálidos se movieron en un suave roce sobre los de él, y le dio un suave beso lleno de ternura y amor.
Luisana sonrió y bajó la cabeza ocupada.
-Vámonos.
Los ojos de Rodrigo, impactantes como una nueva luna creciente, Miraron fijamente a Noa. Él tomó la pequeña mano de Noa.
Ambos tenían en sus corazones el espacio el uno para el otro, se miraban el uno al otro, sin decir palabras, pero el aire a su alrededor estaba impregnado de un dulce aroma.
-¡Rodrigo!
De repente, una voz severa y familiar resonó.
El corazón de Rodrigo se apretó, levantó la cabeza bruscamente y frunció el ceño.
-Madre… ¿Cómo es que viniste hasta aquí?
A solo unos pasos de distancia, bajaron del lujoso coche la señora Isabella y Jimena.