Capítulo 38
Capítulo 38
Mientras aprovechaba el recreo, decidió mandar su currículum a la firma Estudio de Arquitectura Rufino.
No solo habian pegado anuncios por toda la universidad, sino que también organizaron una charla informativa con reclutamiento en el acto.
La cita estaba marcada para las cinco de la tarde, en el aula de medios de la facultad.
Amelia no tenía clases por la tarde y tampoco le apetecía mucho volver a casa a lidiar con Dorian, así que se dio una vuelta por la charla.
Parece que Estudio de Arquitectura Rufino tenia una reputación estelar en el gremio y ofrecían un paquete laboral bastante tentador, por lo que el aula se lleno de estudiantes, todos congregados en pequeños grupos alrededor del tablón de anuncios, charlando entre sí
La firma había puesto bastante empeño en su promoción, montando una especie de stand en la entrada del aula con maquetas y dioramas que mostraban sus proyectos más exitosos.
El espacio estaba decorado con mucho gusto, con un estilo moderno que reflejaba la arquitectura latinoamericana contemporánea, justo lo que a Amelia le encantaba, así que no pudo evitar quedarse admirando las exposiciones.
El lugar estaba abarrotado y aunque muchos solo echaban un vistazo rápido, Amelia, apasionada por el diseño arquitectónico, se quedaba embelesada con las maquetas y dioramas, sobre todo al ver los elementos de jardinería que incorporaban ingeniosas técnicas locales. Se acercó tanto a un modelo de jardin que casi no se percató del alboroto causado por otros estudiantes. Justo cuando se inclino sobre un diorama de una cascada artificial, una chica a su lado, que estaba jugueteando con sus amigos,
golpeó sin querer una maqueta de un edificio alto, causando un alboroto que terminó en un grito agudo y un movimiento brusco para esquivar el golpe.
Rufino, que estaba manteniendo el orden en el stand, fue alertado con los gritos y el desorden, enseguida localizó a la chica causante del escándalo. Para su sorpresa, era la misma que había visto en el bar la noche anterior y que pensó que podría ser Amanda. Antes de que pudiera acercarse a saludar, se fijó en la maqueta que estaba a punto de caer y en otra chica que estaba absorta en otro modelo. Grito “¡Cuidado!” y corrió hacial ellas.
La joven que había causado el accidente también intentó sostener la maqueta, pero era demasiado frágil y no pudo evitar que se derrumbara, retrocediendo varios pasos y cayendo sobre Amelia, que estaba viendo el diorama.
Amelia, tomada por sorpresa, se tambaleó hacia atrás y estaba a punto de caer cuando un brazo fuerte la sostuvo por detrás, estabilizando su caída, mientras que otra mano desviaba la maqueta que estuvo a punto de caer sobre ella. Con un estruendo, el objeto pesado tocó el suelo y la gente alrededor gritó y se dispersó instintivamente.
Confundida, Amelia miró hacia arriba y vio a la joven que iba a caer sobre ella y al hombre que sostenía a ambas con un brazo. Estaba un poco aturdida por el golpe.
Cuando Rufino vio que la maqueta habia caido al suelo, finalmente se relajo y rápidamente se giró hacia Amelia y la chica: “Lo siento mucho, ¿están bien?”
Amelia asintió ligeramente: “Estoy bien, gracias”, dijo mientras empujaba suavemente a la chica que aún estaba sobre ella.
La joven, recuperando la compostura, le sacó la lengua a Amelia en señal de disculpa: “Ay, lo siento mucho. Su sonrisa era inocente y sincera, con un toque de confusión y remordimiento.
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La chica pareció aliviada y luego, al ver a Rufino, su expresión se iluminó con sorpresa: “¿Eh? ¿Eres tú? ¿Qué haces aqui?”
Rufino, sacudiéndose los escombros de encima, dirigió su atención a la joven, sonriendo: “Como te dije ayer, tengo una firma de arquitectura y hoy vinimos a reclutar gente.”
Rufino le lanzó una mirada un tanto sorprendida: “¿También eres alumna de aquí?”
La chica levantó ligeramente la barbilla: “¿Qué pasa? ¿No lo parezco?”
El hombre sonrió: “No es eso, es que me tomó por sorpresa.
Amelia los observaba interactuar como si se conocieran de siempre y al ver que habian entablado
conversación, se hizo a un lado pensando en marcharse
Rufino no había olvidado el casi tropiezo de Amelia y aprovechando un momento, la miró: “Oye, disculpa, ¿no te has lastimado, verdad?”
Ella sonrio ligeramente y negó con la cabeza: “No, estoy bien, gracias.”
El aún preocupado insistió: ¿Segura que no te golpeaste?”
La respuesta fue otra vez un suave movimiento de cabeza de su parte.
“Estoy perfecta, gracias. Ella sonrió agradeciendo, sin querer interrumpirlos. “Continúen, yo voy a echar un vistazo por allä.
Rufino respondió con otra sonrisa Claro, siéntete libre de mirar todo lo que quieras y si tienes alguna duda, aquí estamos para ayudarte. Mi nombre es Rufino y estoy a cargo de este stand, toma mi tarjeta.”
Al decir eso, le extendió cortésmente su tarjeta de presentación, no sin antes promocionar su empresa: “Por cierto, nuestra firma está buscando arquitectos, tanto part-time como full-time. Si te interesa, podrías mandarnos tu CV.
“Muchas gracias, dijo Amelia tomando la tarjeta y con una educada despedida se giró para irse.
Rufino ya estaba dirigiéndose a la joven que seguía observándolo con curiosidad: “Seguro que no te lastime antes, verdad?”
“No, no, tranquilo La joven agitaba las manos y lo miraba con ojos brillantes, llenos de sorpresa. “Pensé que anoche solo estabas jugando al conquistador, pero veo que de verdad tienes tu propio estudio
Él rio: “Yo siempre hablo en serio. Pero tú, ¿ya te acordaste? ¿Amandita?”
Al oir el nombre de “Amanda”, Amelia se detuvo en seco