Sr. Ramos, su multimillonaria esposa quiere el divorcio

Capítulo 133



Capítulo 133

-La pintura no será necesaria, sólo espero Después de varios minutos, Natalie sonrió y dijo: que la señorita Sánchez y la señora Peña recuerden lo que sintieron al verse rodeadas así hoy y mejor piensen antes de hacer algo en el futuro,

Gisela apretó los dientes, ¡Lo que ha dicho hoy la señorita López, lo tendré muy en cuenta!

Tras bajar del escenario, Gisela vio a Omar de ple en un rincón del salón, mirándola pensativo. A Gisela se le encogió el corazón al recordar que, en la comisaría, lo había llamado para pedirle que la ayudara, pero él se había negado fríamente.

Frunció los labios y caminó lentamente hacia Omar.

Frente a Omar, Gisela lo miraba con indiferencia, -¿Vienes a burlarte de mí?

Omar negó con la cabeza, -Sólo quiero saber cómo es la chica que me ha gustado durante tantos años.

Gisela se mofó, —Es una pena decepcionarte, no soy la chica inocente que te gusta.

La expresión de su rostro le resultó extraña a Omar.

Él siempre creía que ella era gentil y amable, y en ese momento se dio cuenta de que le caía bien por el amor que le profesaba.

Por eso la defendía como siempre cuando poco a poco iba conociendo a ella.

-Gisela, podríamos haber estado juntos tranquilamente, ¿por qué has hecho una cosa así?

Gisela le miraba con indiferencia, y dijo palabra por palabra: -Por nada, yo era este tipo de

persona,

cuando rompi contigo y me fui al extranjero, porque descubrí que no éramos aptos para estar juntos, y cuando volví, descubrí que me seguías gustando, así que quise intentarlo de nuevo, pero por desgracia, lo fracasé.

La cara de Omar palideció al instante como el papel, estos días estaba pensando si seguir o no con Gisela, ahora parecía que no.

-Lo sé.

Dio la vuelta y se marchó sin dudarlo, se veía su firmeza en la espalda.

A Gisela le dolía, pero aunque volviera con Omar, acabarían rompiendo, era mejor sufrir a corto plazo. © 2024 Nôv/el/Dram/a.Org.

Se dio la vuelta y subió las escaleras, su único papel en esta fiesta hoy era disculparse con Natalie en el escenarió y dejar que Natalie la insultara, ¡la humillación de esta noche siempre recordaría!

Ricardo y Beata también recibieron la invitación de Hernández, pero sabiendo que Hernández les pidió a Gisela y Eugenia que se disculparan con Natalie delante de todos, no asistieron.

Matilda llegó a casa a las ocho de la tarde, con la cara todavía llena de lágrimas.

Beata, que la esperaba en el salón viendo la televisión, se sorprendió al ver a Matilda y se apresuro a acercarla al sofá y sentarse.

-Mati, ¿qué te pasa? ¿Te intimidó Natalie otra vez?

Matilda negó con la cabeza, su voz estaba teñida de lágrimas, -Mamá, no le eches la culpa a Natalie. Natalie es la mujer de Leo, es normal que le caiga mal Leo porque le gusto yo.

Beata frunció el ceño y dijo: -Dime qué pasa, si es culpa suya, ¡le voy a dar una lección!

Matilda sollozó y se atragantó, -Leo compró un collar en la subasta de Seattle, pensé que era un regalo de cumpleaños para mí, pero hoy en la fiesta vi que estaba en el cuello de Natalie…

-¡Te robó el regalo de cumpleaños! No puede ser, ¡tengo que ir a buscarla!

Matilda cogió la mano de Beata, -Mamá, no vayas, no quiero que te humillen a ti también… Haz como si no lo supieras, no quiero ponerle las cosas difíciles a Leo.

Beata miró a Matilda que tenía la cara cubierta de lágrimas, sacó una servilleta para limpiarse las lágrimas y suspiró.

-Mati, eres demasiado amable.

-Tengo el amor de mi mamá y mi papá, para mí es suficiente, en cuanto a Leo, tal vez sea porque no estamos adecuados.

Beata le acarició suavemente la espalda y le dijo en voz baja: -¡No te preocupes, seguro que Natalie y Leonardo se divorcien!


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