Capítulo 82
Capítulo 82
-Leo…
Leonardo se giró y, al ver a Matilda mirándolo con miedo, la furia en sus ojos disminuyó un
poco.
-Mati, lamento haberte asustado.
Matilda forzó una sonrisa y murmuró: -No pasa nada. Voy a limpiarlo.
-No es necesario. Más tarde pediré a la cuidadora que arregle todo.
-De acuerdo.
A continuación, Matilda se quedó charlando con Leonardo durante un rato. Después de que él se quedara dormido, ella se marchó con cautela.
En el momento en que se cerró la puerta de la sala, Leonardo abrió los ojos.
Sacó su celular y llamó a Carlos, pidiendo que fuera inmediatamente al hospital.
Señor, por fin se despertó. En estos días, el precio de las acciones del Grupo Ramos ha caído varios puntos. ¡Todos en la compañía están en pánico!
No sólo eso, Carlos estaba preocupado de que, si Leonardo no se hubiera despertado, los accionistas, que ya tenían malas intenciones, pudieran maniobrar algo.
Leonardo frunció el ceño y dijo en voz baja: -Cuéntame sobre la situación actual de la
empresa.
Después de escuchar la explicación de Carlos, estuvo en silencio por un tiempo.
-Dile al gerente del Departamento de Relaciones Públicas que organice una conferencia de prensa esta tarde. Yo asistiré personalmente.
Por ahora corría el rumor en las redes de que estaba en coma, que nadie estaba al mando del Grupo Ramos. En ese caso, mientras él pudiera aparecer en público, todos los murmullos se disiparían por sí solos.
Carlos dudó un poco, miró preocupado a Leonardo y dijo: -Pero acaba de despertarse, ¿por qué no descansa unos días más? Haré que el Departamento de Relaciones Públicas difunda la noticia de su despertar. Además, su estado actual no es apto para asistir a una conferencia de
prensa.
-Eso está bien. Entonces, consigue que tomen algunas fotos mías y publícalas en línea, así
será más creíble.
Después de resolver eso, la mirada de Leonardo se volvió repentinamente fría mientras
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Ante eso, Carlos se puso avergonzado y respondió con cautela: -To–todavía no. Ese coche tenía una placa falsa, más tarde ingresó a una carretera sin vigilancia y desapareció sin dejar rastro, así que aún está bajo investigación.
Leonardo asintió con gesto serio. -Entiendo… Por cierto, ¿cómo está Gaspar?
-También resultó gravemente herido, pero no puso en peligro su vida, sólo perdió mucha sangre. Ya se despertó ayer.
-Qué bien.
Como Carlos no vio a Natalie, un destello de duda pasó por sus ojos. -¿Señorita López no está aquí?
-Ella regresó a casa a descansar. Tú también ve a trabajar.
En los siguientes días, Natalie no volvió al hospital. Había revisado el informe de la lesión en la pierna de Leonardo y sabía que tenían que esperar a que se curaran sus otras lesiones antes de poder tratarla lentamente.
Además, él ya había pasado el período crítico, y su aparición sólo lo molestaría, así que decidió
no ir.
En cuanto a Leonardo, su temperamento se volvió cada vez más extraño.
El día de su alta, marcó el número de Natalie con la cara larga.
Cuando recibió la llamada, ella estaba en una reunión, así que tuvo que salir de la sala para
atender el teléfono.
-Señor Ramos, ¿necesitas algo?
–
Leonardo dejó escapar una risa fría. Natalie, ¿sabes que todavía eres mi esposa? He estado en el hospital durante tanto tiempo, pero tú no te has preocupado en absoluto. Siendo Mati quien ha estado
cuidándome todo este tiempo. Ahora me voy a casa, pero no vienes a recogerme. ¿Es que acaso planeas que otra persona me traiga a casa?
Natalie se pellizcó el entrecejo y replicó impaciente: —¿No fuiste tú quien me pidió que no fuera?
-Ja, ahora sabes cómo seguir mis órdenes. Si es así, ¿por qué insististe en divorciarte cuando yo no estaba de acuerdo?
Natalie no tuvo respuesta.
Pasó unos segundos de silencio y Leonardo soltó fríamente: -¡Ven a recogerme al hospital!