Chapter 134
Capítulo 134
Las palabras de Bella hicieron que Carlos, con cara hosca, soltara una carcajada. En este momento la mujer miró a Bella con enojo y gritó: una conductora, ¿por qué te gusta tanto destacarte? Oh, ya te pillo, intentas acercarte a Carlos mediante de tu identidad de conductora y tu belleza, ¡bastantes tácticas! Property © of NôvelDrama.Org.
Escuchando sus palabras, Bella preguntó sin remedios a Carlos sentado en la fila trasera: Cómo provocaste a este tipo de persona loca?
-¡Tú! La mujer estaba tan enfadada que aún intentaba pelearse con Bella, pero Carlos le ordenó con impaciencia a Bella: -Levanta la ventanilla y vamos directamente.
Según su orden, Bella levantó inmediatamente la ventanilla y pisó el acelerador. Esa mujer seductora casi se cayó por la inercia, y luego gritó en voz alta atrás: -Sr. Sánchez, aún no te he indemnizado por tu coche, deja un número de teléfono…..
Al ver que detrás de su coche, la persistente todavía intentaba alcanzarlos, Bella lamentó: -Sr. Sánchez, eres realmente Don Juan, gustas a tantas mujeres.
Al oírlo, Carlos le dirigió una mirada poco amable a ella: -Tú también has atropellado mi coche, ¿también te gusto?
-No pienses demasiado, eso fue un accidente de hecho.
Ahora Bella supo por fin por qué el conductor de Carlos era tan hábil en hacer fotos y
manipular los accidentes de tráfico de aquel día. Resultó que siempre había muchas mujeres quienes atropellaban el coche de Carlos de esta manera para acercarse a él.
-En mi opinión, no deberías conducir un coche tan llamativo en el futuro, mantén un perfil bajo, así que puedes ahorrar muchas molestias. El coste de reparación del coche es bastante alto todos los días. - Bella le persuadió por bien.
-¿Por qué tengo que renunciar a mi vida hedonista por lo que hagan los demás? Diciéndolo, Carlos gruñó, sacó su teléfono móvil y llamó a sus subordinados para que revisaran los vídeos de vigilancia y se ocuparan del accidente de choque por detrás de hoy. Bella pensaba que iba a admitir su mala suerte y no indagar la responsabilidad, resultó que no tenía ganas de perder su propio tiempo para abordarlo.
Sin embargo, Bella estaba de acuerdo con el punto de vista de Carlos. En esta vida, complacerse a sí mismo era lo más importante. En el pasado, ella no podía entender esta opinión, así que llevó una vida tan humilde.
Media hora más tarde, Bella condujo el coche hasta el restaurante privado que Carlos había mencionado. Aunque no era tan lujoso como el restaurante, ocupaba una superficie no pequeña. En el patio plantaban un montón de flores, plantas y árboles frutales. El suelo está pavimentado con guijarros. Y había un estanque lleno de carpas koi en el centro.
En este momento, ya anocheció, las luces de colores colgadas en el patio iluminaron, lo cual constituyó un hermoso paisaje.
Bella y Carlos entraron. Un camarero les saludó y les preguntó si habían hecho la reservación. Bella pensaba que Carlos lo había hecho, siempre y cuando le contara el número de habitación. En cambio, Carlos negó: -No.
Lo siento, las habitaciones privadas de hoy están todas reservadas, si a ustedes dos no les importa, pueden sentarse en el vestíbulo. -Dijo el camarero.
Carlos, que siempre había sido muy exigente, aceptó de buena gana: -De acuerdo.
Entonces el camarero dejó que los llevaran al vestíbulo. Aunque estaba bien decorado, no era un lugar adecuado para negociar. Teniendo en cuenta este punto, Bella preguntó: -¿No será el vestíbulo adecuado para hablar de negocios, verdad?
Carlos se sentó en una silla de madera directamente y contestó: -No importa, de todas formas, no somos quienes negocian.
Sus palabras dejaron a Bella muy perpleja. No pudo evitar acosarle a preguntas: -Sr. Sánchez, ¿ qué demonios estás haciendo? Me has dicho que estás interesado en un nuevo proyecto y quieres inspeccionarlo. ¿Podría ser una inspección secreta?
Al oír esto, Carlos dejó escapar una sonrisa malvada en el rostro apuesto y contestó: -puedes pensar así.
Bella siempre creía que Carlos andaba mal hoy, como si estuviera ocultándole algún truco. Según su intuición, tenía que mantenerse alejada de los problemas, por lo que despidió a Carlos con una excusa:
-Sr. Sánchez, tú quédate aquí para la inspección, me he olvidado de que he prometido a mi entrenador que vaya a la sala de entrenamiento