Sr. Ramos, su multimillonaria esposa quiere el divorcio

Capítulo 149



Capítulo 149

Todas las señoritas entraron en pánico, y algunas tímidas incluso empezaron a sollozar de

miedo.

Pero Leonardo no mostró ni pizca de piedad y dijo fríamente: -Si se atreven a decirlo, tienen que ser capaces de asumir las consecuencias.

Natalie, por su parte, también se sorprendió un poco al verlo y le preguntó en voz baja: —¿ Cuándo llegaste?

-Cuando saliste de la sala.

-Ah, ya veo…

«¿Así que me siguió todo el camino al jardín?>>

Leonardo la miró a los ojos con cierta ternura. No esperaba que Natalie saliera en su defensa, y una oleada de sentimientos indescriptibles lo inundó.

-¿Ya fuiste a ver a la abuela? Estuvo hablando de ti todo el tiempo.

-Todavía no.

Nada más llegar a la Mansión de Armonía, Leonardo la vio dirigiéndose al jardín y la siguió.

-Entonces te llevaré allí. ¿Ya preparaste el regalo de cumpleaños para la abuela?

-Sí.Contentt bel0ngs to N0ve/lDrâ/ma.O(r)g!

Natalie empujaba la silla de ruedas mientras charlaba ocasionalmente con Leonardo, y la atmósfera entre los dos era bastante relajada y alegre.

Recién habían entrado en la sala cuando atrajeron toda la atención.

Aunque en el cumpleaños de Santiago, Leonardo ya había anunciado su matrimonio con Natalie, la gente aún no podía aceptar ese hecho.

Después de todo, ni siquiera habían oído hablar de que se conocían, y ahora les dijeron de repente que estaban ya casados.

Entretanto, Matilda se fijaba en Natalie con enorme odio. Debería ser ella quien se paraba detrás de Leonardo, ¡pero esa maldita mujer había arrebatado todo eso!

Leonardo se acercó a Josefina y le entregó el regalo de cumpleaños preparado.

-Abuela, ¡feliz cumpleaños!

Josefina lo fulminó con la mirada y replicó: -Sabes que hoy es mi cumpleaños, pero llegaste

tan tarde.

A pesar de quejas, la felicidad éra evidente en su cara cuando tomó el regalo.

Ella abrió la caja y encontró dentro un conjunto de collares de jadeíta helada, cuyo valor se estimaba en varios millones de dólares.

Josefina calmadamente cerró la caja y la entregó al mayordomo que estaba a su lado.

Creo que el regalo que me dio Natalie es más sincero.

Al notar que ella tocaba inconscientemente el rosario en su muñeca mientras hablaba, Leonardo se quedó perplejo por un momento, pero pronto se recompuso y preguntó:

¿Este fue el regalo de cumpleaños que ella te dio?

Ese rosario valía al menos medio millón de dólares.

Josefina asintió. -Sí, es de ella.

Está bonito.

Los dos sólo hablaron por un rato cuando Antonia llegó con Matilda.

-Mamá, Mati también te trajo un regalo. Esto es un amuleto que ella pidió en el templo

durante un mes.

Entonces, Matilda le entregó el amuleto a la anciana y, un poco tímida, expresó: -Abuela Josefina, escuché que los amuletos del Templo de la Disciplina son los más efectivos, así que fui especialmente a pedir uno para usted. ¡Espero que esté sana y viva por muchos años!

Josefina recibió despreocupada el amuleto y asintió. -Gracias, señorita Matilda. Antonia, asegúrate de atenderla bien.

Notando su actitud distante hacia ella, la sonrisa de Matilda se congeló, y por instinto miró a

Leonardo a un lado.

Sin embargo, el hombre no se fijó en ella, pues mantenía su mirada puesta en Natalie todo el tiempo.

Capítulo 150


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